sábado, 1 de septiembre de 2012

NOTAS - "SON MÁS LOS QUE MUEREN DE DESAMOR" DE SAÚL BELLOW



“SON MÁS LOS QUE MUEREN DE DESAMOR” DE SAÚL BELLOW  
           
             Otra vez las espadas y los espejos. La felicidad es fácil. Lo fácil de la felicidad no es la facilidad sino el cada día. Es decir, lo distinto y cambiante. Los obstáculos, la identidad, lo permanente por frágil, los pedazos de un mundo que se rompe con el simple contacto de nuestras manos ávidas. El aburrimiento y la indiferencia también son cimas. Cimas, otro espejito. Las imágenes son himalayas pasajeros pero lo que nos dicen perdura. Cada uno de nosotros es un espejo y lo que reflejamos nos inventa. Para todo hay término y hay tasa. Por ejemplo, esta novela es mi Bech.
                Si “Herzog” fue la causa primera de su premio Nobel, por qué no podemos suponer que este motor inmóvil es la piedra movediza y si ustedes quieren inquietante.
            Escrita con el desparpajo de la sabiduría que se come las uñas, su prosa es de las que se esconden en sí mismas para mostrarse como son pero naturalmente invisibles. No hay nada mas concreto que esta rosa abstracta cuyo cobre sonríe como un Gardel judío desde el bronce implacable de sus muchas estatuas.
            A las raíces de este árbol hay que regarlas con la tinta seca del animal sangriento de su otoño y con el amarillo de las noches y con la roja lengua del alba.
            La antirretórica es una retórica más estridente pero la retórica de Saúl Bellow no es un fondo de ojo sino un fondo de alma.
            Es tan difícil imaginar a Saúl Bellow escribiendo aljibe como a Macedonio Fernández joven y sin sobretodo o sin guitarra.
  
constantino mpolás andreadis 
            
                                
            

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