jueves, 8 de abril de 2010

POEMAS EN CRUDO

44
los japoneses han descubierto que las mariposas son japonesas
felisberto tocaba el piano como si los japoneses fueran uruguayos
por lo menos
cuando el oscuro felisberto tocaba el piano
no sólo como si escribiera en japonés
sino como si sus cuentos fueran mariposas
como si en sus cuentos las mariposas dejaran de ser japonesas para no ser
ni uruguayas ni argelinas
como silvina
felisberto no sólo escribía como los ángeles
sino como si no fuera una mariposa
como si ni él ni silvina fueran las mariposas que eran
sino los ángeles
esos mismos ángeles
que los japoneses confundieron con mariposas
no sólo porque después de todo son japoneses
sino porque como felisberto silvina
y porque como silvina felisberto
él con su piano
y ella con su perro
ella paseando al perro como si tocara el piano
y él tocando el piano como si paseara al perro
claro que los japoneses son japoneses
y los argelinos argelinos
y las mariposas mariposas
y silvina silvina
y felisberto felisberto

constantino mpolás andreadis

viernes, 2 de abril de 2010

POEMAS EN CRUDO- 43 - LA NINFA INCONSTANTE


LA NINFA INCONSTANTE

si no fuera por el infinito
tampoco las paralelas
y aunque menos todavía las paredes
sólo las palabras
que ni siquiera

esas cosas que parecen flores
y que si no lo son es porque son abejas
en fin
esas cosas que parecen
que aparecen

claro
no tanto el paraíso como su pérdida
esa esfera cuyo centro ninguno
esa utopía
esa todas las partes

porque bueno
bien o mal
cómo escribir
sin que las palabras por su cuenta
por su gracia y sus grecias

es que hay que convenir
que multiplicar no es repartir
sí repetir lo negado
lo que se aja
el ojo

o sea el asa de una súplica o sueño
o sea la arrogancia de ese estar o avatar
como si cada sitio nos sitiara
nos situara
nos rechazara como

entonces si escribir fuera posible
y los versos diversos
y su infinito el sí mismo que así los enajena
cómo entonces negarse a la incesante luna no alcanzada
de un beso irrepetible y repetido pero multiplicado y repartido entre el uno y el otro y entre
los otros dos

constantino mpolás andreadis

jueves, 1 de abril de 2010

POEMAS EN CRUDO - 42 - CUÁL ES EL LUGAR DEL POEMA


cuál es el lugar del poema
esa utopía
ese no hay tal lugar
esa parodia
esa historia
del ahora y aquí
de su ahora
y su aquí
¿una hojita que cae?
¿esa nube que pasa?
¿ese pájaro?
¿esa cuchara?
¿esa alcantarilla?
¿esa sed?
y qué son sus palabras
sino las tuyas
sólo que en él
y sólo las que lo hacen
y por ellas todas
no hay palabra
que no nazca de él
que no lo haga
nacer de él
junto con ellas
las que lo hacen a él
y las otras
las de todos los días
las que "hacemos"
todos los días
como lavarnos la cara
o ir a la oficina
en colectivo
o a pie
¿como un zapato
es el poema?
¿como un reloj
de pared?
¿como una pared
es el poema
que nos separa
de nosotros y de él?
que nos comunica
con los otros?
que hace que esos otros
sean él?
y que por él
seamos ellos
y por ellos nosotros
y por nosotros él?
leer el poema
es salir de él
como un conejo
de una galera
como una mancha
en el mantel?
y escribirlo es responder estas preguntas?
y leerlo es contestarlas por él?

constantino mpolás andreadis

NOTAS - FRANCISCO MADARIAGA

FRANCISCO MADARIAGA
Por fin encontré, con Bayley, mi Alberto Girri. Justo a tiempo demasiado tarde, se trata de don Francisco Madariaga. Notorio por su falta de notoriedad, el don que le atribuyo no nace de los muchos dones que me regala tanto.
Poesía de una picaresca neutra y épicamente caliente como un cántaro roto. Un cántaro que es el carozo de la luna es ese mendigo sediento de su rota sed.
Por la hendidura de la pluma de ese pájaro implume de una sola pluma se ven sus versos. Versos que se tocan con las manos y son invisibles al tacto del entendimiento.
No digo nada nuevo si digo que su idioma es el del corazón y los colores. Qué digo cuando digo que nos habla desde un volcán apagado como un león despierto al mediodía.
Yo digo lo que digo para intentar decir lo que no digo cuando digo que Madariaga es un poeta cimero y solapado como una flor marchita en la solapa de un dandy adolescente que ya pasó los setenta. Un dandy que nunca fue adolescente y que por eso, ahora, pasados los setenta, se pasea con una flor recién comprada en la solapa de su paraíso recuperado y fuera de moda por el centro de una ciudad extraña.
Es todo eso la poesía de Madariaga y por supuesto no es nada de eso sino todo. Como toda gran poesía que no es ni chica ni grande, la poesía de Madariaga no es otra cosa que una fruta recién mordida que siempre te manchará esa camisa nueva para siempre. Nueva y vieja pero siempre nueva, su poesía es tan vieja que se renueva con cada defunción del surrealismo eterno como Jarry caduco.
Yo soy de los que creen muy seriamente en las banalidades de Dadá. Tan pero tan seriamente que me río en la cara de los que se las toman en serio y me voy, sin vengarme para nada, a seguirme leyendo en Madariaga estas noticias frescas de lo que pasó mañana.

constantino mpolás andreadis