la envidia
se vuelve contra el envidioso
enmascarándolo
lo desnuda
no disfraz
carne viva
carne viva
muerta
herida
que goza de buena salud
la sonrisa
del envidioso
se abre como un abanico
en la mano de una marquesa que no es
más que una puta
el verso
es irremediablemente anacrónico
goza
con sus dobleces
alhaja
o baratija
lo uno
por lo otro
el verso es envidia en carne viva
no abanico
ni metro patrón
el verso es la
mano que maneja el abanico como una
marquesa o una puta
si escribir
es envidiar
escribir
es envidiarse a sí mismo
no hay insomnio
como un verso cumplido
un verso que puja
como una criatura
en el momento del parto
en ese instante
ni antes ni después
el verso sueña
y su sueño es insomnio
no vigilia sueño que se muerde las uñas
14-1-2008
constantino mpolás andreadis
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