domingo, 27 de noviembre de 2011

NOTAS - CUANDO LEER ES UNA FIESTA - MARCO DENEVI


CUANDO LEER ES UNA FIESTA

Esta vez voy a empezar por el título, pero esta vez el título no será Araminta. Con tinta fresca, pero con agua y en el agua, Denevi escribió estas historias asombrosamente verdaderas. Me refiero a Marco Denevi, el cantor. Y me refiero a Marco Denevi, el raptor. Lo de mago se lo dejamos a de la Serna, con las estrellas y el cucurucho de su mandrake Neruda. A Denevi lo que mejor le cuadra es el adjetivo de porteño. Si ustedes quieren, y siempre que Manucho me lo permita, el adjetivo o el substantivo de cajetilla del norte. Claro, Marco Denevi vestía como un cajetilla pero no escribía como un señorito inglés sino como el dandy que era y el solterón que fue. Qué quieren que les diga: a Denevi le robaron Europa pero le devolvieron este pedacito de Europa que es nuestro Buenos Aires querido. Querido Marco Denevi, cuando yo te vuelva a ver, habrá más penas y olvido, pero nunca un libro como éste, y ni de este libro una segunda vez. A Buenos Aires la fundaron dos veces, dijo César Fernández Moreno tan obviamente como famosamente, pero la verdad es que a Buenos Aires no la fundaron dos y ni siquiera tres. Esa última vez es Araminta, y esta última vez es una próxima vez. Cuando hablo de Araminta, por supuesto que me refiero más a las Desapariciones que a Laurel. Pero qué importa, si al fin y al cabo, yo escribo estas cosas para que la lean y no para contarla por enésima vez. Que conste que yo no reflejo ni anticipo, me contento, por esta vez, con invitarlos a leer a Denevi, a Araminta, pero también a Manuel. Que lo lean, o que no lo lean, después de todo hasta el Cervantes lo olvidó, no impedirá que yo lo lea y lo relea, y por única vez, y tantas veces, que cada vez es la primera vez, y esa primera vez no es otra que ésta.


constantino mpolás andreadis

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