el poema se rompe como un hilo
en nudos que también son horizontes
que se pierden en palabras no escritas
que regresan ahogadas en su tinta
ese temblor del blanco y de la piedra
que si es honda es también porque es la
mano
que se arroja con ella hacia ese fondo
tan imprevisto como así esperado
y es entonces también cuando el poema
ese dónde
ese cuándo
se hace tiempo en su espacio y en su
tiempo
que como pájaro o cielo de sí mismo
no es más que hojita seca que así brota
y se alcanza
4-3-2019
constantino mpolás andreadis
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