una pintura ciega que
se hace vidrio en llamas y ventana sangrante por donde huye la mano que la roba
y en ella se vacía y se revela hasta llenarlo todo con el eco la sombra y la
nostalgia de todo lo que nace siempre ahora mismo pero siempre gastado de esa
carencia de esa imprevista pérdida de esa riqueza extraviada para siempre y de
ese fondo de esa triste escudilla con la que un niño juega con la que se une al
mundo que al inventar olvida porque son otras cosas las que él viene a
conquistar y a traducir y a destrozar dejándolas intactas
constantino mpolás andreadis
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