BENJAMÍN PERET
sus piernas eran tan bellas como
un automóvil derrotado
un auto abandonado como una pierna
que aún sin olvidarse de la otra
no sólo la recuerda sino que la olvida
dos veces para inventarla
una sola vez
como si un ladrón tan honrado como
ella
pasara las noches y los días
soñando con esa pierna
para adueñarse de la otra
como si sólo así se mirara en ese
espejo
y así se convenciera de que era el
ladrón que era
un rimbaud no inmortal un
comerciante de oro y de
manera
que el oro ya no fuera otra cosa
que un fuego literario
un juego peligroso como una granada
en la mano de un niño
o como si los ángeles y los dioses,
y aunque también las
canillas que gotean, fueran
aquella tierra prometida, es
decir este cielo y esta tierra
2019
constantino mpolás andreadis