los pájaros habían desaparecido:
por un momento
me pareció que seguían ahí:
era como si en ese momento
(¿cuál de ellos?)
el que se hubiera ido
(discúlpenme pero no puedo escribir
volado)
fuera yo
mientras los pájaros seguían donde
estaban:
donde yo
los había visto:
y yo
que ya no los veía
no los veía
no porque los pájaros se hubieran
volado
sino sencillamente porque era yo
el que me había ido:
por supuesto
no desaparecido:
era yo
era como si yo no estuviera donde
estaba
donde había visto a los pájaros que vi
sino
en otro lado
donde los pájaros que se veían
(en el caso
de que también allí hubiera pájaros)
no eran
cómo podrían ser
los pájaros que vi
y que dejé de ver
ya sea porque ellos se habían volado
o porque fuera yo
el que se había ido:
me levanté del banco
(porque estaba sentado en un banco)
y me fui:
como los pájaros que vi se volaron
yo
que no soy un pájaro
que al menos por ahora no soy un
pájaro
(ni una mujer
ni un pájaro)
me fui:
y si me fui como si fuera un pájaro
o bien me fui como si fuera una
mujer
es porque la poesía tiene estas
cosas
y es como si sin estas cosas
no habría diferencia
entre un poema y una
máquina de coser:
o mejor
es precisamente por cosas como
éstas
que no hay
ninguna diferencia
entre un poema
y un hombre que está mirando
un pájaro
y un pájaro
y una máquina de coser
constantino mpolás andreadis
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