sus cabellos
lisos como el fuego
negros como una boca
rojos como el cielo
después de todo
no era más que lo que era
una mujer
es decir
un hombre escondido detrás de sus ojos
como una cucaracha
o un dios arrepentido
un hombre que no dejaba de mirarla de
mirarse en esa
mujer impenetrable tan transparente como
una baraja o un recuerdo y aún
así una mujer esa mujer no otra cosa que
una mujer
4-11-2020
constantino mpolás andreadis
No hay comentarios:
Publicar un comentario