como piadosos árboles y ajenos
alternos en sus nudos
o como encadenados a su cielo de pájaros
a ese cristal sin pájaros donde lloran sus hojas
o como si sonrieran como espejos
y sus gotas o labios fueran ojos
lo amanecido y núbil de ese ocaso
de ese corazón sin raíces
como si sus latidos fueran piedras rumiantes
estatuas de un sabor olvidado
un rubor sin costuras
un dolor sin costados
como un camino levantado en olas
de un mar enterrado
con su siglo de peces
mientras su rostro dura
como un pétalo
como un adiós
como una mano
30-5-2007
constantino mpolás andreadis
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