viernes, 12 de octubre de 2018

POEMAS DE UN DÍA COMO TANTOS - 229


ella los atraía
para después rechazarlos
o tal vez
o mejor
o a lo mejor
ella los atraía
al rechazarlos
y si los rechazaba
como los rechazaba
era porque los quería
porque lo que quería
era ser seducida
o quizá violentada
por ellos
todos
y cada uno
pero a la vez
sólo a la vez
al mismo tiempo
en el mismo momento
en que ella corría
para que ellos la siguieran
la persiguieran
pero no
ellos se quedaban ahí
donde estaban
o no estaban
quietos
inmóviles
como espejos
ella entonces se desnudaba
a medida que corría
a medida que huía
se desnudaba
se iba
desnudando
hasta quedarse
desnuda
por completo
como si fuera
uno de ellos
como si fuera
un espejo más
como si fuera
ese único espejo
ese
único
hombre
al que ella
quería entrgarse
y entonces
se entregaba
era así
como se entregaba
al primero
que lo intentara
a cualquiera
pero siempre a él
a ese hombre
sin rostro
que tenía
todos los rostros
menos
el de él
menos
ese rostro
que ella veía
que sólo ella veía
en aquel
que la poseía
apasionadamente
o fríamente
como un tigre
o una piedra
como si al poseerla
la matara
dejándola
viva
viva o muerta
viva y muerta
pero viva
ajena a ella
como si ella
ahora fuera ese hombre
que la dejaba
la abandonaba
yéndose
para siempre
a juntarse
con los otros hombres
para contarles
lo que había pasado
con detalles
obscenos
con esa brusquedad
propia
de esos hombres
que si eran
como eran
tan inocentes
como ella
eran
como eran
el espejo
en el que ella
se miraba
desde su ventana
cuando los veía
como los veía
pasar
sin mirarla
siquiera
como si ella
no estuviera
donde estaba
ni donde estaba
ni en ningún otro lado
que no fuera
en ella
en ningún
otro lugar
en ningún
otro mundo
ni otro
sitio
que
en
ella

31-12-12

constantino mpolás andreadis


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