viernes, 21 de diciembre de 2012
HOMBRE DE LETRAS - 13 - BRUNELDA
BRUNELDA
no quería morirse en sus brazos
es que ya se había muerto tantas veces
que todas esas cosas la aburrían tanto
que era como si por ellas la aburrieran
ya no sólo esas cosas sino todas las cosas
y no sólo los hombres
empezaran a aburrirla
hasta sus axilas y sus falsos exilios
no tanto los de ella como los de ellos
la cansaban la hartaban como si no fuera la edad
ni la novedad ni toda esa
biyuterí de locuras sino
el amor con sus anillos y sus ritos
con sus anteojos y su lentitud cada vez más rápida
cada día como cada siglo
cada hombre o mujer como cada uña pintada
así y todo y como después de todo nunca se sabe
ella volvía a morirse en esos brazos o en todos
velludos afeitados afeminados o lascivos
pero siempre tan puros como impuros y apetecibles y abominables
como si se mirara en un espejo
y se viera en esas otras que la enmascaraban y la revelaban
y no sólo se sintiera ajena sino ella en ella
y transparente y como un muro que la apartaba de ella y la
encerraba en ella como si la libertad fuera un anzuelo y ese
anzuelo un pez y ese pez no el olvido sino la memoria o el
asco o la ilusión o ilusiones que alguna vez o nunca o tal
vez tantas veces o como siempre o ahora
constantino mpolás andreadis
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